Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 292

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El castigo de un delito está justificado porque hace justicia y restablece los derechos. Por lo tanto, quien mata a un animal debe esperar el mismo destino. Así es la justicia. Según la ley divina, la justicia exige que el asesino sea condenado a muerte. Sería injusto perdonarle la vida, ya que al escapar de la muerte también escapa a la justicia: por lo tanto, tendrá que sufrir terriblemente en su próxima vida. Para evitarle tal tormento, el asesino debe ser condenado a muerte en su vida actual.

La justicia que lo condena a muerte le hace justicia al quitarle la vida. Ahora bien, según la filosofía espiritual, la persona que mata a un animal debe esperar el mismo destino. Ninguna persona en su sano juicio correría ese riesgo.


Logos 293

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Ser consciente de Dios es conocerlo como realmente es, estar imbuido de honestidad, moralidad y pureza.

Uno se vuelve verdaderamente mejor al darse cuenta de Dios y haber renovado el vínculo con Él. Pero para conseguirlo, se requiere moralidad o pureza. Dado que Dios es puro, uno no puede acercarse a Él sin purificarse. Por eso prohibimos el consumo de carne animal (carne, pescado y huevos), el juego, las relaciones sexuales ilícitas y la intoxicación en todas sus formas (drogas, estimulantes, alcohol, cigarrillos, café, té). Estas actividades inmorales nos mantienen en un estado de impureza perpetua, por lo que es imposible progresar en la conciencia de Dios sin renunciar a ellas.

Algunos filósofos ateos y líderes religiosos intentan convencer a sus seguidores de que los animales son sólo cuerpos materiales sin alma y sin sentimientos. Cualquiera que haya convivido con un animal, ya sea un perro, un pájaro o incluso un ratón, sabe que esa teoría es una mentira descarada, inventada para justificar la crueldad con animales inocentes. Sí, los animales tienen alma.

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