La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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Es ahora, en el curso natural de nuestra existencia presente, que debemos prepararnos para nuestra próxima vida.

El desconocimiento de los datos relativos a Dios, a la verdad existencial, a la identidad real del hombre, a los misterios de la vida y de la muerte caracteriza precisamente al animal, frente al ser humano, que puede obtener las respuestas de un auténtico maestro espiritual, un verdadero siervo de Dios.

El hombre se pregunta sobre sí mismo y sobre lo que realmente es, de ahí las siguientes preguntas.

¿De dónde venimos, adónde iremos después de la muerte?

¿Por qué sufrimos los inconvenientes que resultan de las tres formas de sufrimiento (los que resultan de la mente y el cuerpo, los causados ​​por otros seres vivos y los causados ​​por la naturaleza material: huracán, viento violento, sequía, etc.) sin siquiera desear ?

¿Qué es la vida real y dónde está?

De acuerdo con su estado mental y su avance espiritual, se le otorga un cuerpo al alma espiritual. Por lo tanto, recibirá un cuerpo humano, animal o vegetal, es decir, que el cuerpo humano rara vez se obtiene. Además, si tenemos la misericordia de tener uno, no cometamos el error de jugar con él, es decir, alejarnos de Dios.

Sólo la condición humana está destinada a la búsqueda de la vida eterna y de la trascendencia. Esta búsqueda, por lo tanto, debe guiar los pasos del hombre, y es ahora o nunca cuando debe llevarse a cabo.

El hombre inteligente sabe bien que su muerte está programada en el mismo momento de su nacimiento. También sabe que, de hecho, se está muriendo en cualquier momento y que el golpe final se dará cuando haya transcurrido el tiempo asignado. Debe, pues, prepararse para su próxima vida, o mejor, para su liberación de este mundo de materia densa en el que está prisionero, lo que pondrá fin al ciclo repetitivo de muertes y renacimientos o reencarnaciones que debe sufrir.

El loco no sabe que la condición humana es la culminación de una serie de reencarnaciones sucesivas, impuestas en el pasado por las leyes de la naturaleza. No sabe que todo ser viviente es una entidad espiritual eterna, que no conoce ni el nacimiento ni la muerte. El nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte son en verdad contribuciones externas, impuestas al ser vivo, al alma encarnada en un cuerpo humano, animal o vegetal, por su contacto con la naturaleza material y el olvido de su naturaleza divina, eterna, y su unidad cualitativa con el Todo Absoluto, Krishna, Dios, la Persona Suprema.

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