Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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Quienes han alcanzado el nivel de realización espiritual ven en cada cuerpo material un templo del Eterno Supremo, porque en cada cuerpo de materia reside el Señor Soberano, el del ser celestial, el del ser humano, el del animal y el del vegetal, como Alma Suprema también llamada Espíritu Santo. Es por eso que debemos amarnos unos a otros, porque también amamos a Krishna, Dios, La Persona Suprema, el Soberano Eterno al mismo tiempo.

El objetivo de la vida humana es renovar el vínculo que nos une a Dios, amarlo, obedecerle, hacer su voluntad divina con entusiasmo, vincular nuestros deseos e intereses a los suyos, ofrecerle todos los frutos de nuestros actos, lograr la realización espiritual, alcanzar la conciencia de Kṛiṣhṇa o la conciencia de Dios, abandonarnos a Kṛiṣhṇa y servirle con amor y devoción, para establecernos en el nivel espiritual absoluto. Los que encuentran refugio en Dios, disfrutan de una paz que nada turba.

El amor de Dios o amor por Dios es la culminación de la perfección espiritual.

Aquel que tiene la suerte de servir a una gran alma, un maestro espiritual, un servidor fidedigno de Kṛiṣhṇa, está seguro de que el camino de la liberación, de la salvación, está abierto para él.

Las almas santas son espiritualistas o trascendentalistas tan tranquilos como pacíficos. La ira les es ajena, y dan su amistad a todos los seres vivos. El solo hecho de frecuentar tales almas puras puede transformar a una persona en un devoto de Krishna. En verdad, la compañía de los santos devotos es esencial para el desarrollo del amor a Dios.

Ver el progreso espiritual es accesible para cualquier persona que entra en contacto con una persona santa. Siguiendo este camino, uno está seguro de desarrollar su conciencia de Krishna como parte del servicio devocional integral. Estos son algunos atributos de una persona consciente de Kṛiṣhṇa.

El Señor Krishna dice:

El devoto que no tiene envidia de nada, que se comporta con todos como un amigo benévolo, que no se cree poseedor de nada, que está libre del falso ego (ego falso o ego material, la fuerza que encadena al ser encarnado a la existencia material. La fuerza que empuja al ser encarnado a identificarse con su cuerpo y a querer dominar la materia) y permanece igual en la alegría que en la tristeza, que perdona, que conoce siempre el contento y se entrega con determinación al servicio devocional, y cuya mente y cuerpo están rendidos al Señor Supremo, es muy querido por Mí.

El devoto que nunca causa agitación hacia los demás y que no se ve afectado por alegrías ni penas, que no depende en modo alguno de los modos de acción material, el ser puro, experto en todo, libre de toda ansiedad, liberado del sufrimiento, y que no busca el fruto de sus actos, es muy querido para Mí.

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