Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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Por otra parte, las almas individuales son Una con el Señor en el plano cualitativo pero no cuantitativo, porque como almas espirituales siguen siendo diferentes del Señor que es Él, infinito y Todo Lo Que Es.

Kṛiṣhṇa, Dios, la Persona Suprema, desea que todos los seres piensen en Él constantemente, que se conviertan en Sus devotos, que lo adoren en todas las circunstancias, que le rindan homenaje y que hagan Su voluntad divina. Es deber de todo ser santo esforzarse por cumplir su deseo. Por tanto, no hay interrupción ni límite en el servicio del devoto.

El mundo de los espíritus en realidad ve una competencia sin fin entre el Señor y su siervo. El Señor desea cumplir sus infinitos deseos, y el ser santo se esfuerza por servirlo con amor y devoción, para cumplir sus ilimitados deseos. Todos los seres que viven en el mundo espiritual comparten una profunda y siempre creciente relación de amor con el Señor.

Es en este sentido que existe una infinita unidad de interés entre el Señor y su devoto. Tal es el comportamiento perfecto y la perfección de la existencia.

Cada ser, en su condición original, intercambia con el Señor un amor particular, según sus sentimientos, sus emociones.

El Señor Supremo, Kṛiṣhṇa, es la fuente de todos los sentimientos, de todas las emociones. Es cuando el ser viviente entra en contacto con Kṛiṣhṇa, volviendo a intercambiar con Él el sentimiento natural y eterno con el que están unidos, que encuentra la verdadera felicidad.

Cada ser, en su condición original, está hecho para intercambiar un sentimiento particular con Kṛiṣhṇa, Dios, el Señor Supremo. Pero para recuperar la plenitud de este estado primordial, es necesario alcanzar la liberación, liberarse del encierro a la materia y a este mundo material, porque en la existencia material el afecto solo se encuentra en una forma temporal y desnaturalizada. Es por esta razón que en el universo material los sentimientos toman diversas formas materiales, como la ira, el asombro, la valentía, la compasión, la benevolencia, el miedo, u otros similares secundarios.

Así, quien desarrolla un conocimiento profundo de estas diferentes emociones, que son la base de toda acción, puede entender que los sentimientos del universo material son solo un reflejo distorsionado de los sentimientos originales del mundo espiritual.

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