El camino hacia la liberación, hacia la verdadera libertad
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Trabajar intensamente bajo la influencia de una concepción corpórea de la existencia, sin educación espiritual, equivale a vivir como un animal. La gente gasta tanta energía simplemente en comodidades corporales, sin ser educada en cuanto al interés del alma espiritual. Viven en una civilización peligrosa, porque el alma espiritual debe reencarnarse, pasando de un cuerpo a otro.

Sin educación espiritual, los seres humanos se mantienen en la ignorancia y no saben lo que les sucederá después de la muerte de su cuerpo. Trabajan a ciegas y líderes ciegos los dirigen. El hombre privado de razón no sabe que permanece totalmente bajo la esclavitud de la naturaleza material y que ésta le impondrá después de la muerte un tipo particular de envoltura carnal, que tendrá que aceptar. No sabe que aunque sea en este cuerpo humano actual, alguien muy importante por ejemplo, corre el riesgo de renacer en el cuerpo de un animal o de un árbol por haber actuado en la ignorancia de Dios bajo la influencia de los modos de influencia de la naturaleza material: la virtud, la pasión y la ignorancia.

La educación espiritual cultiva y desarrolla la conciencia de Dios y brinda a la humanidad la verdadera luz de la existencia espiritual. Nos permite enseñar que cada uno de nosotros es un alma espiritual y no un cuerpo material, y enseñarnos a abandonarnos a Dios, a amarlo, a obedecerlo, a renovar el vínculo que nos une a Él y a Servir. Él con amor y devoción. Ella da la llave para entrar al reino de Dios.

En verdad, todos los que habitan el universo material se han expuesto voluntariamente y libremente al riesgo del condicionamiento material. Se han arrojado a la trampa de las leyes de la naturaleza material.

La finalidad de la vida humana es precisamente llevar al ser espiritual encarnado a conocer las causas de su condicionamiento, único camino que le permite escapar de las garras de la existencia material. La única forma de salir de esta esclavitud material es rendirse a la voluntad de Dios.

Pero el loco, en lugar de huir de las garras de maya, la energía de la ilusión que es similar a satanás, se enreda en los diferentes apelativos en relación con lo que él cree que es su identidad, intelectual, administrador, comerciante, trabajador, hindú, cristiano, musulmán. , europeo, americano, africano, y en relación con esta identidad desarrolla a su vez una actitud, una posición particular, un comportamiento, y sólo se somete a las órdenes del Señor Supremo bajo la influencia de las leyes y escrituras relativas a esta identidad.

Las leyes humanas de cualquier estado son sólo imitaciones imperfectas de los preceptos religiosos. Secular y separado de Dios, el estado permite a los ciudadanos violar las leyes divinas, pero les ordena estrictamente que obedezcan las suyas.

Ahora el pueblo sufre más si descuida las leyes de Dios y observa sólo las leyes humanas. Porque imperfecto por naturaleza, en cualquier forma de condicionamiento material en que se encuentre, incluso el hombre más evolucionado sólo puede crear una legislación imperfecta.

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