El Señor Chaitanya, el Avatar de Oro dice de Krishna:

«Todos los entretenimientos de Krishna se parecen a las actividades de los humanos. Por lo tanto, entendamos que Su forma es similar a la del hombre. En realidad, la forma humana sólo imita la suya. Con la flauta en la mano, Krishna aparece como un pastor en su mejor momento. Siempre juguetón, se entretiene como un niño común».

Quien aprecia los sublimes atributos de Krishna se baña en un océano de néctar. Aunque está más allá de la energía material, el yogamaya de Krishna es manifestado por el Señor en este mismo mundo, para la única satisfacción de Sus devotos íntimos.

Yogamaya: el poder interior de Krishna, que lo vela y lo hace inaccesible al hombre común, al incrédulo y al ateo. También, el poder por el cual el Señor se revela parcialmente a Su devoto puro, velando Su naturaleza divina de él.

Es con este propósito que Él aparece en este universo. Tan fascinantes son Sus atributos que Krishna aspira a entenderse a sí mismo. Adornado con todas sus galas, adopta su postura curvada en tres lugares, sus cejas danzando incesantemente sobre sus ojos, tan fascinante que todas las gopis (doncellas de Vrindavana) quedan como hechizadas. En la cumbre del mundo espiritual está Su morada trascendental, donde reside con Sus compañeras, las gopis y todas las diosas de la fortuna. Allí se le conoce como Madane-Mohane.

Los entretenimientos de Krishna son muchos, incluyendo los que realiza como Vasudev y Shankarshane, y en el mundo material como el primer Avatar Supremo, el Creador del universo temporal. También desempeña el papel del Pescado-Advatar y la Tortuga-Advatar, manifestaciones de Sus poderes encarnados, y las formas de Brahma y Shiva, las encarnaciones de los atributos de la materia. También desempeña el papel de Rey Prithu, un Avatar investido de poderes, además de ser el Alma Suprema en el corazón de todos los seres y encarnar al Ser Supremo impersonal, el único aspecto de Krishna, Dios, conocido por las religiones monoteístas. Ahora bien, de estos innumerables entretenimientos, los más importantes son los que se asemejan a las actividades de los seres humanos cuando Él retoza en Vrindavana, baila con las gopis, entretiene a los Pandavas en el campo de batalla de Kuruksetra, o se divierte en Mathura y Dvaraka. De ellos, ninguno es más importante que aquellos en los que Él aparece como un joven pastor tocando su flauta. Comprendamos que una mera manifestación parcial de Sus diversiones en Goloka, Mathura y Dvaraka, puede inundar todo el universo de amor por Dios. Todos los seres pueden sentir la atracción de los sublimes atributos de Krishna.

Aunque Su poder interior no se manifiesta ni siquiera en el Reino de Dios ni en los planetas Vaikuntha, lo pone en juego en este universo (en nuestra galaxia) cuando, en Su inconcebible compasión, desciende de Su morada personal. Krishna es tan fascinante, tan maravilloso, que Él mismo siente la atracción de su propia belleza; ésta es la prueba de los inconcebibles poderes que posee plenamente. En cuanto a las galas con las que adorna su cuerpo, no parece que se añadan a su belleza, sino