No matarás.

Debemos aceptar las prescripciones bíblicas, los preceptos y mandatos divinos, los consejos y la guía de Dios tal como son, no sólo las partes que nos convienen. ¿Cómo podemos alardear de nuestro amor a Dios si ni siquiera podemos seguir un mandamiento tan esencial como «No matarás»?

En verdad, con este mandamiento mayor, Dios ordena no quitar la vida a ningún ser vivo, ni a un ser humano, ni a un animal, ni a una planta. Dios prohíbe dar la muerte.

La filosofía espiritual, que Dios ha establecido, establece que no se deben matar ni siquiera las plantas sin necesidad.

Además, Krishna dice: «Si uno me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, una fruta, un poco de agua, aceptaré esta ofrenda».

Ofrecemos a Krishna sólo la comida que Él pide y nosotros mismos comemos sólo los restos de esta ofrenda. Si ofrecer comida vegetariana a Krishna estuviera mal, sería su culpa, no la nuestra. Pero Krishna, Dios, la Persona Suprema no puede ser afectada por el pecado de ninguna manera. Por lo tanto, comer alimentos ofrecidos al Señor es como un soldado que mata en tiempos de guerra, no hay ningún riesgo. Pero si mata a un ser humano por su propio bien, será condenado.

Del mismo modo, comer alimentos consagrados, es decir, ofrecidos previamente a Dios, no nos hace culpables de ninguna falta. Los devotos del Señor están libres de cualquier falta, porque sólo comen alimentos ofrecidos en sacrificio. Pero todos los que preparan platos de carne, pescado y huevos para su propio placer se alimentan del pecado. ¿Cómo pueden ser tan felices estas personas materialistas y ateas?

Deben sufrir todos los males de su filosofía demoníaca.

El ser humano digno y civilizado, el ser humano religioso, no puede comer carne de animal bajo ninguna circunstancia.

Es muy importante que todos los seres humanos dignos, tanto hombres como mujeres, trabajen para poner fin a la matanza de animales en los mataderos y en otros lugares, y que todos cantemos los Santos Nombres de Krishna, de Cristo, y nuestras vidas serán perfectas. Hagámoslo todos, y entonces veremos cómo cambia la condición universal.