No maten, y no coman la carne de los animales
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También hay que renunciar a las sustancias excitantes y venenosas, como el café, el té, el alcohol y el tabaco. Intoxicarse de este modo equivale a dejarse influir por la ignorancia, y puede conducir a un nacimiento inferior en la próxima vida.

Otras técnicas para liberarse del ciclo de renacimientos repetidos incluyen ofrecer los frutos del trabajo a Dios. Todos los seres humanos tienen que trabajar para mantener sus cuerpos, pero si uno actúa sólo para su propia satisfacción, entonces tiene que aceptar las consecuencias del karma, ya sea bueno o malo, en vidas futuras.

Sin duda, hay que actuar para la satisfacción del Señor. Esta acción se llama servicio devocional, y está libre de karma. Actuar con conciencia de Dios es como realizar sacrificios.

El ser humano debe sacrificar su tiempo y dinero para la satisfacción de Krishna, el Ser Supremo y Soberano. La acción debe ofrecerse como un sacrificio a Dios, para no atar al hacedor al mundo material. La acción realizada como servicio devocional no sólo lo protege a uno de las reacciones del karma, sino que también lo eleva gradualmente al servicio del amor espiritual ofrecido al Señor, que es la clave para entrar en el reino de Dios.

Adoptemos el vegetarianismo espiritual.

El vegetarianismo espiritual consiste en comer alimentos vegetales y productos lácteos después de ofrecerlos al Señor. Si adoptamos este modo de sacrificio de purificar nuestra comida ofreciéndola a Dios antes de comerla, el Señor Supremo nos protegerá de cualquier karma resultante de la destrucción de las plantas. De lo contrario, según la ley del karma, la ley de la acción-reacción o la ley de la causa y el efecto, seremos considerados personalmente responsables de ese acto y tendremos que sufrir las consecuencias.

Los seres virtuosos, siervos de Dios, que siguen naturalmente las directivas del Señor Supremo, están libres de todas las faltas, porque sólo comen alimentos consagrados, ofrecidos como sacrificio a Dios.

Pero aquellos que preparan la comida (carne, pescado, huevos) para su propio placer sensorial están, en verdad, alimentándose del pecado.

Los seres humanos reciben granos, frutas, verduras y leche por la gracia del Señor Supremo. Alimentarse con alimentos santificados de esta manera nos protege del karma, promueve nuestro progreso espiritual y nos permite vivir en santidad.

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