La Ciencia Espiritual Pura
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¿Serán agradables o desagradables, favorables o desastrosas, pacíficas o atormentadas, fuentes de felicidad o de desgracia?

Describir nuestra situación en este mundo como impotente es demasiado, se podría objetar, y que aunque no lo controlemos todo, es posible ejercer cierto control sobre nuestras vidas.

La verdad es que cuando la población de un país está dirigida por líderes ciegos y demasiado materialistas, es decir, demasiado influenciados por la ignorancia y la pasión, tienden a percibir como pasivos y fatalistas a todos aquellos que no participan en la frenética carrera por el placer de los sentidos y el desarrollo económico. Así, dentro de una sociedad tan canalla, los espiritistas que se ocupan de desarrollar su conciencia espiritual y de alcanzar la realización espiritual suelen ser vistos como «gorrones», y acusados de intentar «escapar de la responsabilidad». Lo que olvidan los esforzados materialistas que los denigran es que, por un lado, aunque trabajen duro, a menos que el Señor mismo los provea y les suministre suficiente sol, agua, tierra fértil, petróleo, minerales, etc., todo su trabajo es inútil. Y por otra parte, Dios, el Señor Supremo, no ha dispuesto que los hombres, a diferencia de los animales, trabajen duro sólo con el fin de satisfacer sus necesidades materiales.

Tienen una misión en la vida muy superior a la de los animales. Es alcanzar la realización espiritual, escapar del ciclo de muertes y renacimientos y regresar al final de esta misma vida al mundo espiritual, a Dios, a su hogar original.

Nadie puede acercarse a Dios si antes no se purifica de todas las consecuencias de sus faltas.

Sólo quien ha evolucionado hasta el nivel de la virtud pura puede acercarse a Dios, conocerlo tal como es y servirlo. Dios es el Ser Espiritual Supremo, la morada última, el purificador soberano. Todos los seres vivos son seres de naturaleza espiritual, pero Krishna es el Ser Supremo. También es la última morada de todas las cosas y el más puro de todos los puros. Para acercarse a Él, por tanto, hay que ser perfectamente puro y para ello se requiere la moral y la ética. Por eso Dios dice: «Sed santos, como yo soy santo».

Por eso también está prohibido mantener relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio, consumir carne animal (carne, pescado y huevos), cualquier sustancia embriagadora como el alcohol, el tabaco, la cafeína, la marihuana y otras drogas, y dedicarse a los juegos de azar o a la especulación monetaria. Quien evita estos cuatro pilares del pecado puede permanecer puro. La conciencia de Krishna se basa en esta moral; cualquiera que no pueda seguir los principios anteriores caerá del plano espiritual. La pureza es, pues, el principio fundamental de la conciencia de Dios y es esencial para restablecer nuestra relación eterna con Dios.

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