La Ciencia Espiritual Pura
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Dios, el Señor Supremo dice: «Porque son los pensamientos, los recuerdos del ser en el momento de dejar el cuerpo, los que determinan su condición futura. Se dice que este reino supremo es inmanifestado e imperecedero, la meta final; para quien lo alcanza, no hay retorno (al universo material). Este mundo es Mi morada absoluta. Quien, al morir, en el momento mismo de dejar el cuerpo, se acuerda sólo de Mí, llega enseguida a Mi morada, no lo dudes».

Recordemos bien esta idea: quien, en el mismo momento de la muerte, piensa en Krishna, Dios, en su forma original, irá hacia Él, y alcanzará el mundo espiritual. Quien piensa en Él en el momento de la muerte obtiene inmediatamente un cuerpo espiritual, todo conocimiento, dicha y eternidad, y alcanza el reino de Dios, pues nos revestimos de un cuerpo espiritual y abandonamos nuestros cuerpos materiales (de materia densa y etérea) según reglas bien establecidas. Así, cuando morimos, nuestro próximo cuerpo ya está determinado, no por nosotros, sino por autoridades superiores, según los actos que hayamos cometido en la vida que termina. Dependiendo de nuestras acciones en esta vida, seremos elevados o degradados. Por lo tanto, estamos preparando hoy nuestra vida futura. Por eso, una existencia de preparación espiritual nos garantiza, después de la muerte, el beneficio de un cuerpo espiritual, similar al del Señor, y el regreso a su reino. Esto es algo que debemos anhelar. Esta es la primera opción.

La segunda elección, la que hacen casi todos los seres vivos, es la de no escuchar a Dios, la de no hacer lo que Él dice, y por tanto obliga a permanecer en este mundo de la materia y a sufrir el ciclo de renacimiento, enfermedad, vejez y muerte vida tras vida, perpetuamente, y por tanto a sufrir en cada existencia.

Atributos del devoto puro de Dios.

Una persona que es consciente de Krishna, Dios, la Persona Suprema, y que se dedica por completo al sublime servicio amoroso del Señor, adquiere muchas de las virtudes divinas de los seres celestiales.

Siempre benévolo con todos, el devoto no busca pelea con nadie. Su interés se centra en la esencia de la vida, que es de naturaleza espiritual. Con la misma disposición hacia todos, nadie puede encontrarle defectos. Su mente magnánima es siempre pura y desprovista de toda obsesión material. Benefactor de todos los seres vivos, humanos, animales y vegetales, es pacífico y siempre está rendido a Krishna. Desprovisto de deseos materiales, es muy humilde y decidido. Habiendo superado los seis defectos materiales: concupiscencia, ira, avaricia, locura, engaño y envidia, no come más de lo necesario. Siempre cuerdo y respetuoso, no busca el respeto para sí mismo. Es grave, misericordioso, tolerante, amable, poético, experto, humilde y silencioso. Amigo de todos los seres vivos, no tiene enemigos. Sereno, está dotado de todas las virtudes. No atormenta a ningún ser vivo, incluidos los insectos.

El hombre del conocimiento perfecto no hace distinción entre todos los seres humanos, blancos, negros, amarillos, rojos, mestizos, a los que ama con igual amor y

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