La Ciencia Espiritual Pura
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una familia o un reino en el mundo material no es perjudicial para quien acepta todo para el servicio de Krishna, Dios, la Persona Suprema. Esto requiere ciertamente una inteligencia alerta.

Lo que ha sido creado por Dios, la Persona Suprema, no puede ser ilusorio; lo que es ilusorio es utilizarlo para el propio placer. En verdad, todo está destinado al placer del Señor Soberano. Dios, la Persona Suprema, es el Maestro Absoluto, y todo existe sólo para Su placer, por lo que todo debe armonizarse con Su placer y servicio. Sean cuales sean las circunstancias, favorables o desfavorables, uno debe utilizar todo para servir al Señor Supremo. Así es como uno puede hacer un uso perfecto de su inteligencia.

Al venir a este mundo, cada ser busca el disfrute material; pero según su propio karma, sus actividades pasadas, cada uno tiene que aceptar el tipo particular de cuerpo que le asigna la naturaleza material a instancias del Señor Soberano. Todo es realizado por la naturaleza material bajo la guía del Señor Supremo. Los científicos actuales no saben por qué hay ocho millones cuatrocientas mil (8.400.000) especies. Pero la verdad es que todos estos cuerpos son diseñados para los seres encarnados por Dios mismo, según los deseos de cada uno. Da al ser vivo la libertad de actuar como quiera, pero luego debe adoptar un determinado tipo de cuerpo según los actos que haya realizado. Por eso hay una gran variedad de organismos. Algunos viven sólo un momento, mientras que otros gozan de una fabulosa longevidad. Pero todos ellos, desde Brahma hasta la hormiga, actúan bajo la guía de Dios, la Persona Suprema, que está en sus corazones.

El Señor dice: «Yo estoy en el corazón de cada ser, y de Mí vienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido».

Sin embargo, no es cierto que el Señor Soberano guíe a algunos seres de una manera determinada y a otros de otra. De hecho, todo ser está impulsado por un determinado deseo, y el Señor le da la oportunidad de satisfacerlo. Por lo tanto, el mejor curso de acción es entregarse a Dios, la Persona Suprema, y actuar de acuerdo con Su voluntad; quien lo hace se libera.

No hay ningún medio material por el que podamos escapar de la felicidad y la infelicidad destinadas a nuestro cuerpo particular. Hay ocho millones cuatrocientos mil (8.400.000) tipos de cuerpos, y cada uno de ellos está destinado a experimentar una cierta cantidad de alegría y tristeza. No podemos cambiar esto, porque la felicidad y la infelicidad son ordenadas por el Señor Supremo, por cuya voluntad nuestro cuerpo nos ha sido otorgado. Como no podemos escapar a sus designios, debemos aceptar ser guiados por Él, como un ciego que es guiado por una persona con el uso de sus ojos. Si en todas las circunstancias nos mantenemos fieles a la condición para la que el Señor Supremo nos ha destinado siguiendo sus instrucciones, alcanzaremos la perfección. El objeto primordial de la existencia es seguir las

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