La Ciencia Espiritual Pura
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responsabilidad de todos nosotros, y Dios nos lo ordena, difundir esta verdad por todo el mundo.

La llamada sociedad «moderna», cuya esencia es el materialismo y el placer de los sentidos, descuida totalmente la educación espiritual, que es prácticamente inexistente, y prefiere prescindir del verdadero alimento, la palabra de Dios.

De ahí la inquietante aparición de ateos, incrédulos, satanistas, que desvían a la gente y la empujan a la violencia. Por eso, el Señor nos pide que escuchemos a sus siervos, las almas realizadas, ya que poseen el conocimiento y están ahí para revelar a Dios tal y como es, la verdad absoluta, para enseñarles lo que pertenece a la realización espiritual y para conducirles al Señor Supremo.

Siendo almas espirituales, las concepciones corporales no nos conciernen.

La corpulencia, la delgadez, el sufrimiento físico y mental, la sed, el hambre, el miedo, la desarmonía, el deseo de disfrute material, la vejez, el sueño, el apego a las posesiones materiales, la ira, la pena, el engaño y la identificación con el cuerpo son todas transformaciones de la envoltura material que cubre el alma espiritual. Cualquier persona que tenga una visión material y centrada en el cuerpo de la vida se ve afectada por estos fenómenos, pero el alma no se ve afectada por la visión del cuerpo. Así que no es ni gordo ni delgado ni nada parecido.

El ser espiritualmente evolucionado no tiene ninguna conexión con el cuerpo ni con sus acciones y consecuencias. Cuando uno llega a comprender que su propia existencia difiere de la del cuerpo y que, por tanto, no es ni gordo ni flaco, alcanza el nivel más alto de realización espiritual. Por el contrario, el que no es consciente de su verdadera identidad permanece encadenado al universo material debido a su concepción corporal de la existencia. En la actualidad, toda la humanidad vive con esta conciencia corporal. La inteligencia espiritual permite comprender esta verdad y, al mismo tiempo, elevar la sociedad al nivel de la perfección. Quien deja de estar afectado por la concepción corporal de la existencia en sus diversos aspectos puede elevarse al servicio devocional al Señor. Cuanto más nos liberemos de la concepción corporal, más firmemente nos estableceremos en el servicio devocional y más felices y pacíficos seremos. El ser libre de la concepción corporal de la existencia vive separado del cuerpo, incluso cuando vive en este mundo material.

El camino de la gratificación de los sentidos está pavimentado con dificultades insuperables.

El ser espiritual encarnado vaga por los senderos del universo material, que le resulta muy difícil recorrer, y debe nacer y morir sin fin. Subyugado por este mundo bajo la influencia de los tres atributos de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia, sólo tiene una cosa a la vista: los tres tipos de frutos de la acción, buenos, malos y mixtos. Así, se apega a los actos piadosos, a la búsqueda de la riqueza, a la

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