La Ciencia Espiritual Pura
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aunque el Señor Supremo los domina a todos. De hecho, nadie más que el Señor puede ser llamado beneficiario, pero en su engaño los seres separados aspiran a asumir ellos mismos este papel. Así nace el falso ego. Con estas aspiraciones de los seres engañados también llegan a existir, por voluntad del Señor, los elementos engañosos que pueden codiciar codiciosa pero vanamente.

Primero se crea el sonido, luego viene la manifestación del éter. El sonido es la forma sutil del éter, del que se distingue igual que el observador de un objeto determinado se distingue del propio objeto. En efecto, el sonido es la representación del objeto real, y el sonido producido al describir el mismo objeto da una idea precisa de él. Así, el sonido caracteriza un objeto de forma sutil. Del mismo modo, la manifestación sonora del Señor, como la que describe sus rasgos característicos, equivale a la forma misma del Señor. No hay nada que distinga al Señor de su manifestación sonora porque ambos son absolutos. El Señor Chaitanya nos ha enseñado que en la representación sonora del Señor, Su Santo Nombre, se invierten todos Sus poderes. Por lo tanto, uno puede saborear directamente la presencia del Señor a través de la vibración pura de la manifestación sonora de Su Santo Nombre. Por lo tanto, el Señor se manifiesta sin demora a Su devoto puro, que nunca se separará de Él, ni siquiera por un momento. Aquel que aspire a permanecer en contacto constante con el Señor Soberano debe, por tanto, cantar incesantemente Sus Santos Nombres, tal y como recomiendan las sagradas escrituras originales:

Haré Krishna, haré Krishna, Krishna Krishna, haré haré

Haré Rama, haré Rama, Rama Rama, haré haré

Este canto de los Santos Nombres del Señor en sánscrito significa: «Oh energía del Señor, oh Señor Krishna, déjame servirte. Aquel que pueda saborear la compañía del Señor de esta manera, se liberará sin duda alguna de la oscuridad del mundo creado, que surge del falso ego».

La transformación del éter da lugar al aire, acompañado del sentido del tacto y del atributo de sus elementos originales, a saber, el sonido y las condiciones básicas de la vida, la percepción de los sentidos, las facultades psíquicas y la fuerza física. Cuando el aire se transforma a su vez, por efecto del tiempo y la naturaleza, da lugar al fuego con forma, acompañado del sentido del tacto y del sonido.

Entonces, el fuego se transforma y se manifiesta como agua líquida y aromatizada. Al igual que los elementos que la precedieron, está dotada de forma, tacto y abunda en sonido. Por último, el agua da lugar a toda la variedad de la tierra con sus olores y, por supuesto, el sabor, el tacto, el sonido y la forma. Todo el proceso de la creación evoluciona gradualmente de un elemento a otro hasta producir la variedad en la tierra con sus árboles, flora, montañas, ríos, reptiles, aves, animales y razas humanas. La misma evolución se aplica a la percepción sensorial: el sonido da lugar al sentido del tacto, que luego se manifiesta en forma… El gusto y el olfato también surgen del desarrollo gradual del éter, el aire, el fuego, el agua y la tierra. Cada uno representa

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