Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 87

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El Señor Supremo, Dios, es el maestro de todos los seres dondequiera que estén, pues nadie puede alcanzar sus fines a menos que él lo permita.

Es el jefe de los innumerables seres vivos, que atiende sus necesidades y los mantiene. Les concede los frutos de sus acciones y satisface todos sus deseos. Cada uno recibe la inteligencia que le han proporcionado los actos de su vida pasada.

En verdad, el grado de inteligencia difiere en cada ser individual distinto de Dios, pues lo determina el Señor. Él, en Su forma de Alma Suprema, está en el corazón de cada ser, y sólo de Él proviene el poder del recuerdo, el conocimiento y el olvido. Así, algunos, por la gracia del Señor, podrán recordar sus acciones pasadas, y otros no. Por su gracia, éste gozará de gran inteligencia, y aquel otro será tonto.

El Señor es llamado el maestro del entendimiento. Dios es la verdad absoluta, la inteligencia perfecta y el Maestro Espiritual Supremo. Él es el Maestro Supremo, y sólo de Él proviene el conocimiento perfecto.


Logos 88

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Nuestros pensamientos, palabras y acciones causan efectos positivos o negativos, que conducirán a consecuencias agradables o desagradables ya al final de nuestra existencia actual, pero en cualquier caso y con seguridad, en nuestra próxima vida.

Esto se traduce en : Una existencia llena de repetidos sufrimientos y desgracias o una vida agradable y feliz. Una existencia anclada en la pobreza o, por el contrario, en la riqueza financiera. Discapacidades físicas, (diversas deformidades físicas) o incluso por obtener un cuerpo poco atractivo o bello. Ceguera de diversa índole, (deficiencia visual, deficiencia auditiva) o por la obtención de un cuerpo sano. Una vida corta, (morir de enfermedad, asesinado, en un accidente, en la guerra, por una bala perdida). En todos los casos se trata de sufrir, por la ley del Karma, las consecuencias de nuestros propios actos culpables realizados en nuestra vida pasada. La justicia divina, a través de los agentes de Dios, nos devuelve exactamente el mal que hemos hecho. (El que ha asesinado, será asesinado a su vez. El que ciega a una persona, será ciego en la próxima vida. El que fue rico y no buscó a Dios a pesar de su riqueza, volverá a nacer pobre y permanecerá así toda su vida, Etc.)

Para acabar con el sufrimiento en todas sus formas en este mundo y no sufrir más, basta con volverse a Dios, amarlo, obedecerlo, abandonarse a Él y servirlo con amor y devoción. Entonces nuestra próxima vida será hermosa, con Dios en su reino eterno.

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