El ser humano puede sustraerse a la justicia de los hombres, la de Dios es sencillamente imposible.
La justicia divina a través del karma, la ley de acción-reacción o la ley de causa y efecto que es una de sus formidables palancas, tarde o temprano y ciertamente cumple su trabajo.
Así es como los criminales mentirosos, aunque fueran poderosos, aunque multiplicaran las artimañas para mantenerse en el poder, o para hacerse adoptar sus leyes ineptas e inicuas, no podrán escapar de la justicia divina.
Lo mismo sucede con el justo, el honesto, el recto, a quien los poderosos amordazan o encarcelan para impedir que revele verdades inconvenientes. La justicia divina entrará en acción y hará justicia a los justos.
Las verdades ocultas serán reveladas a la multitud.
Tranquilizad a la multitud ya los familiares de las víctimas de acciones criminales, decidles que si no se ha hecho justicia a su amado por la justicia de los hombres, la justicia divina se encargará de ello, tengan confianza.
El secreto del verdadero éxito es ponerse bajo la autoridad y protección del Señor Supremo, Krishna, sin la sanción o aprobación de la cual nada puede ser posible.
La prosperidad económica no puede ser alcanzada únicamente por los medios de las empresas industriales, pues éstas necesitan la sanción del Señor Supremo, sin la cual todos los proyectos fracasarán. La causa última del éxito es Dios.
Todo jefe de Estado debe gobernar bajo la autoridad de Dios, su deber es velar por el bienestar de todos los ciudadanos de su nación, humanos, animales y vegetales, porque en realidad todo pertenece al Señor Supremo. La propia tierra, los ríos, los océanos, los bosques, las colinas, las plantas medicinales... todo pertenece a Kṛiṣhṇa, y por lo tanto debe ser utilizado a su servicio. Esta es la perfección de la acción.
El Señor es magnánimo, por eso permite a los hombres utilizarlos velando por que cada uno tome la parte que le corresponde, y sólo la parte que le corresponde. Tomar más de lo necesario o apropiarse de la de los demás es robar, la persona que lo hace debe ser sancionada y condenada por robo.
En verdad, la verdadera nación humana es la que está bajo la autoridad de Krishna, Dios, la Persona Suprema, que toma como base el conocimiento divino, los preceptos, la filosofía divina, los principios de la religión, la justicia y la paz, la conciencia de Dios, el perfeccionamiento de la vida humana basado en la enseñanza de Dios y exhorta al pueblo a alcanzar la elevación espiritual.