La Ciencia Espiritual Pura
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la influencia del tiempo. El miedo que los seres tienen a la muerte se debe a su falso ego, o a su identificación con su cuerpo. Todos los seres tienen miedo a la muerte. En realidad, no hay muerte para el alma espiritual, pero debido a nuestra profunda identificación con el cuerpo, desarrollamos un miedo a la muerte.

La materia es la manifestación secundaria del elemento espiritual, pues la materia procede del espíritu. Todos los elementos materiales tienen su origen en el Señor Soberano, el Ser Espiritual Supremo, y el cuerpo es en sí mismo un producto del alma espiritual. El cuerpo debe su existencia al alma espiritual, y por eso se le llama «el segundo». El que se absorbe en este segundo elemento, en esta manifestación ulterior del espíritu, teme la muerte. En cambio, quien tiene la firme convicción de que es distinto de su cuerpo no teme a la muerte, pues el alma espiritual, al ser inmortal, no muere. Si el alma se dedica a actividades espirituales, especialmente al servicio devocional, se libera completamente de la regla del nacimiento y la muerte. Entonces llega para él la libertad espiritual, o la liberación definitiva de cualquier cuerpo material.

El miedo a la muerte surge por la acción del factor tiempo, que representa la influencia de Dios, la Persona Suprema. En otras palabras, el tiempo es destructivo. Todo lo creado está también sujeto a la destrucción y aniquilación, que representa la acción del tiempo. El tiempo es una manifestación del Señor, destinada a recordarnos que debemos entregarnos a Él. El Señor se dirige a cada alma condicionada en forma de tiempo. El Señor nos enseña a tolerar, sin que nos afecten, las desgracias que nos inflige la Providencia. Todo esto es obra del tiempo ineludible, que arrastra a todos los seres de todos los planetas.

El tiempo ejerce su influencia en todo el universo, tanto en el espacio como en los distintos planetas. Todos los astros, incluso los más grandes (incluido el sol), están sometidos a la fuerza del aire, que los sostiene como sostiene a las nubes. Y, asimismo, la acción del aire, así como de los demás elementos, está bajo la influencia del clima ineludible. En efecto, todas las cosas están sometidas a la influencia del tiempo supremo, que es, en el universo material, una poderosa representación del Señor. Todo el mundo, mientras viva en el universo material, tiene que someterse al flujo y reflujo del tiempo. Es cierto que sufrimos las consecuencias de nuestras faltas en la vida anterior, pero incluso el hombre más virtuoso también debe sufrir por las duras condiciones creadas por la naturaleza material en este mundo. Pero como está guiado por maestros espirituales cualificados y siervos de Dios que se adhieren a los principios de la religión, permanece fiel al Señor. Todos juntos, el Señor, los maestros espirituales y los siervos de Dios, y los principios de la religión, deben servirnos de guía hacia la meta de la vida humana, y nadie debe ser confundido por las artimañas del tiempo eterno. Incluso el gran maestro del universo, Brahma, está bajo la influencia del tiempo; por lo tanto, no se justifica ningún resentimiento por estar sometido a su dominio, incluso para el estricto adherente a los principios de la religión.

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