La Ciencia Espiritual Pura
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Espiritual Supremo es Dios, la Persona Soberana. Él es el testigo y el que dicta su voluntad.

Es bajo su dirección que todo sucede. Las diversas inclinaciones del ser separado surgen de su propia naturaleza o aspiraciones, y es de acuerdo a éstas que el Señor Soberano lo guía a través de la naturaleza material. El cuerpo, la naturaleza y los elementos físicos también están bajo la dirección del Señor; no actúan por sí mismos. La naturaleza no es independiente ni automática en su funcionamiento. La Persona Suprema está detrás. En todas las esferas de la existencia se cumple la voluntad suprema del Señor Soberano. Toda la naturaleza material obedece sus órdenes. Sin embargo, miramos las actividades de la naturaleza material de forma insensata sin comprender la voluntad suprema y la Persona Divina que las dirige. En efecto, la naturaleza material actúa bajo la dirección del Señor, y así todas las cosas se mantienen en orden.

Krishna, Dios, la Persona Suprema, dirige nuestros sentidos en Su aspecto de Alma Suprema.

Krishna, Dios, la Persona Suprema, el Señor Soberano, se encuentra en lo más profundo del corazón de cada ser como Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, ya sean seres móviles o inmóviles, seres celestiales, humanos, animales o plantas. Por lo tanto, debemos considerar cada cuerpo de materia como la morada del Señor, un templo; es con tal visión que satisfaremos al Señor. Esta es la posición espiritual y absoluta de Dios, la Persona Suprema. No puede ser percibido por las almas encarnadas, acostumbradas a mirar con ojos materiales e incapaces de comprender que el Señor Soberano existe realmente en Su reino, que está más allá de su vista. Aunque un materialista pudiera contar todos los átomos del universo, seguiría siendo incapaz de conocer a Dios, la Persona Suprema.

Las almas individuales, encarnadas y condicionadas por la materia, pueden buscar durante miles de millones de años conocer a Dios con sus métodos especulativos, viajando a la velocidad del viento o de la mente, pero la Verdad Absoluta, Dios, seguirá siendo inconcebible para ellas, pues ningún materialista puede medir la extensión de Su existencia ilimitada. Dios existe por su propio poder espiritual.

Así como los objetos de los sentidos [formas, sabores, objetos del tacto, olores y sonidos] no pueden entender cómo los órganos de los sentidos los perciben, así el alma condicionada, aunque esté con el Alma Suprema en el cuerpo, no puede entender cómo el Ser Espiritual Supremo, el Maestro de la creación material, dirige sus sentidos. El alma individual y el Alma Suprema conviven en el cuerpo. En efecto, es el Alma Suprema la que dirige sus sentidos cuando busca disfrutar de los diversos placeres materiales, pero así como los objetos de los sentidos no pueden ver los sentidos, el alma condicionada no puede ver el Alma Suprema que la dirige. El alma condicionada tiene deseos y el Alma Suprema los cumple, pero la primera permanece incapaz de ver a la segunda. Aunque las almas condicionadas no pueden ver a su

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