Un hombre miserable es aquel que no ha dominado sus sentidos, un dominador es aquel cuya inteligencia no está apegada a los asuntos materiales, y quien está apegado a la complacencia sensorial es de la otra clase: un esclavo.
Estas, oh Uddhava, son las respuestas a las preguntas que has formulado. Las he explicado todas. Pero ¿por qué describir en detalle las características de las cualidades buenas y malas, cuando pensar en ellas siempre significa no ver la verdadera cualidad?
No hay necesidad de una descripción más elaborada de estas cualidades buenas y malas, pues ver constantemente el bien y el mal es en sí mismo una mala cualidad. La mejor cualidad es trascender el bien y el mal materiales.
El Señor Supremo Krishna nos dice además:
Cuando este conocimiento, que disipa la oscuridad de la ignorancia, despierta en el ser (el ser espiritual encarnado o ser humano), todo le es revelado como un sol naciente.
Cuando conozcas la verdad, comprenderás que todos los seres son parte integral de Mí, que viven en Mí y me pertenecen.
La persona de primera clase es aquella que se refugia en Mí con completa entrega y que, renunciando a toda forma de búsqueda material, vive conforme a Mis enseñanzas.
Porque deseo que los seres humanos alcancen la perfección, he presentado tres caminos de elevación: el camino del conocimiento, el camino de la acción y el camino de la devoción. Aparte de estos tres, no hay absolutamente ningún otro medio de elevación.
Quienes siguen con sinceridad los métodos para alcanzarme, que he enseñado personalmente, se liberan de la ilusión y, al llegar a Mi morada personal, comprenden plenamente la Verdad Absoluta.
Según su entrega a Mí, los recompenso proporcionalmente. Quien conoce la naturaleza absoluta de Mi advenimiento y Mis acciones ya no necesitará renacer en el universo material. Al abandonar su cuerpo, entra en Mi reino eterno.
Mi morada soberana es un reino espiritual y absoluto del cual no hay retorno a este mundo material. Quien alcanza la perfección suprema, dedicado a servirme personalmente con devoción en esta morada eterna, alcanza la perfección más alta de la vida humana y ya no necesita regresar a este mundo donde reina el sufrimiento.
Escucha Mis palabras, pues te instruyo para tu propio bien.