Aprendamos a Conocer al Padre Eterno
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espléndidamente, con las riendas en su mano izquierda y un látigo en la otra, se ocupó de proteger perfectamente a su tripulación. Todos los que murieron en el campo de batalla de Kuruksetra después de verle, volvieron a su forma espiritual original.

Un sabio puro percibe constantemente la presencia del Señor en su interior, porque está unido a Él en una relación sublime a través de su servicio amoroso. Un sabio así no puede olvidar al Señor ni siquiera por un momento; esto se llama meditación. El espiritualista busca concentrarse en el Alma Suprema controlando sus sentidos, apartándolos de todas las demás actividades, y así puede alcanzar, al final de sus esfuerzos, el éxtasis; pero el sabio logra el mismo resultado con mucha mayor facilidad, al tener constantemente en mente las características personales del Señor, así como Su Santo Nombre, Su fama, Sus entretenimientos, etc. Así, la concentración del espiritista y la del ser santo están en niveles diferentes: la del espiritista es puramente mecánica y forzada, mientras que la del sabio puro se ejerce de forma natural, por puro amor y afecto espontáneos.

Bhismadeva, un sabio puro, como comandante militar, tenía constantemente en mente la visión del Señor en el campo de batalla como conductor del carro de Arjuna. Parece, por tanto, que el papel de conductor del carro de Arjuna es parte del entretenimiento eterno del Señor. De hecho, todas sus diversiones, desde su aparición en la prisión de Kamsa hasta los últimos momentos al final de su estancia en la Tierra, se suceden sin interrupción en las diferentes galaxias, de la misma manera que las agujas de un reloj se mueven de un punto a otro. En estos entretenimientos, Sus compañeros, como los Pandavas y Bhisma, le acompañan eternamente. Así, Bhismadeva no podía olvidar la imagen resplandeciente del Señor en Su aspecto de conductor del carro de Arjuna, que el propio Arjuna no podía ver, ya que estaba colocado en la parte trasera del Señor. Cabe señalar aquí que Bhismadeva estaba en mejor posición para apreciar las características bélicas del Señor que Arjuna.

Todos los presentes en el campo de batalla de Kuruksetra, en el momento de la muerte, recuperaron su forma espiritual original, idéntica en naturaleza a la del Señor; pues, por su gracia inamovible, habían podido verle cara a cara. Las almas condicionadas, atrapadas en el ciclo de evolución de las especies, que conduce gradualmente desde las formas acuosas hasta la de Brahma, están todas en un cuerpo de maya (energía material o naturaleza material), fruto de sus actos pasados, que les atribuye la naturaleza material. Los cuerpos materiales del alma condicionada son como prendas de vestir, ajenas a su naturaleza o forma original; pero cuando se libera de las garras de la energía material, el alma puede recuperar esa forma. Los impersonalistas buscan alcanzar el ser Supremo Impersonal, el resplandor del Señor, pero este no es un destino adecuado para la chispa viviente, parte integrante del Señor. Por eso los impersonalistas caen de su posición y vuelven a obtener diversas formas materiales, todas ellas ajenas al alma espiritual. Los devotos del Señor, por otra parte, obtienen una forma de la misma naturaleza que la del Señor, con dos o

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