Preguntas y respuestas espirituales perfectas
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Si la mente, por lo tanto, se dirige de tal manera que no se deje fascinar por el resplandor de la materia, el alma escapará de su condicionamiento. Bajo ninguna circunstancia debemos complacernos en los objetos de los sentidos, pues, mediante un proceso de degradación, nos hunden cada vez más en la existencia material. La mejor manera de liberarnos de este enredo será nunca ofrecer a nuestros pensamientos nada más que un solo objeto: Krishna. El término «hi», en este verso, enfatiza la idea de que uno «debe» actuar de esta manera. Otros textos confirman este verso.

«La mente es la causa del aprisionamiento del hombre en la materia, pero también de su liberación. Absorta en los objetos de los sentidos, aprisiona al ser; desapegada de ellos, lo libera.»

Concentrar la mente en Krishna, por lo tanto, trae la liberación suprema.

La mente es la causa de la esclavitud a la materia y el origen de la lujuria, la ira, el orgullo, etc.

La mente es el origen de la lujuria, la ira, el orgullo, la codicia, la tristeza, la ilusión y el miedo; todas estas tendencias se combinan para esclavizar al ser a la acción egoísta. La mente es la causa original de la esclavitud a la materia, y muchos de nuestros enemigos la acompañan, como la ira, el orgullo, la codicia, la tristeza, la ilusión y el miedo. La mejor manera de mantener siempre el control de la mente es absorberla en la conciencia de Krishna. Y dado que las malas tendencias que acompañan a la mente nos atan a la materia, debemos tener mucho cuidado de no depositar nuestra confianza en ella, pues es a la vez nuestra mejor amiga y nuestra peor enemiga.

El hombre ya no quiere sufrir, pero si no escucha a Dios ni recibe la enseñanza divina, ¿cómo podrá poner fin a ello?

La palabra y la enseñanza de Dios son la esencia pura para alcanzar la verdadera libertad, la felicidad permanente, la paz absoluta y la seguridad de vivir eternamente con el Señor.

La moral es el principio básico de toda purificación. Uno no puede purificarse a menos que sepa qué es moral y qué no lo es, y distinga el bien del mal.

La moral nos ofrece los medios para escapar de las garras de la codicia, la ira y la lujuria. Entonces accedemos a la virtud, desde la cual podemos alcanzar el plano espiritual.

La moral da acceso a la tolerancia, o el arte de reconocer en los demás el lugar que les corresponde y la importancia que merecen.

La moral nos permite comprender que la venganza es patrimonio de los débiles y la justificación del diablo. Nos permite comprender que el ateísmo, el nacionalismo, el capitalismo y el materialismo son, en realidad, las fuentes de la maldad y la perdición. Son vehículos de desigualdad, injusticia, irreligión, esclavitud, odio, racismo, inequidad, prejuicios, indiferencia, intolerancia e insensibilidad.

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