Sublimes enseñanzas y palabras de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios
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Tres puertas abren a este infierno: la lujuria, la ira y la codicia. Que toda persona cuerda las cierre, pues conducen al alma a su destrucción. Quien logra evitar estas tres puertas del infierno dedica su existencia a acciones que conducen a la realización espiritual. Así, gradualmente alcanza la meta suprema (Dios).

Por otro lado, quien rechaza los preceptos de las escrituras (los Vedas, las sagradas escrituras originales) para actuar según su capricho no alcanza la perfección, ni la felicidad, ni la meta suprema. Cuál es tu deber y cuál no, determínalo entonces a la luz de los principios dados en las escrituras. Conociendo estas leyes, actúa de tal manera que te eleves gradualmente.

La reencarnación es una realidad, como lo demuestran estas palabras de Dios.

En el momento de la muerte, el alma asume un nuevo cuerpo con la misma naturalidad con la que pasó del anterior, de la infancia a la juventud y luego a la vejez. Este cambio no perturba a quienes son conscientes de su naturaleza espiritual.

Todos realizamos diversas acciones, se ajusten o no a las escrituras reveladas. Ahora bien, sepan esto: basta con usar los frutos de tales acciones para adorarme con conciencia de Krishna (también llamada conciencia de Dios) para ser inmediatamente bendecido con una felicidad que continuará en esta vida y en la siguiente, tanto en este mundo como en el siguiente. De eso no hay duda.

La muerte es segura para quien nace, y el renacimiento es seguro para quien muere.

El Señor Supremo instruye a un alma encarnada y la consuela.

Querido amigo, aunque no puedas reconocerme de inmediato, ¿no recuerdas que una vez tuviste un amigo muy íntimo?

Pero, por desgracia, me dejaste para disfrutar de los placeres de este mundo material. Mi querido y dulce amigo, tú y yo somos como dos cisnes. Vivimos juntos en el mismo corazón, que es como el lago Manasa [un lago en los planetas celestiales, grande, hermoso, apacible y profundo]. Aunque hemos vivido juntos durante miles de años, estamos muy lejos de nuestra morada original [el mundo espiritual]. Sigues siendo el mismo amigo para mí. Desde que me dejaste, te has sumergido cada vez más en el materialismo y, al no poder verme, has viajado en diversas formas [corporales] por este mundo, cada una de las cuales descendía de alguna mujer [el Señor se refiere aquí a la naturaleza material].

En esta ciudad [el cuerpo material], hay cinco jardines, nueve puertas, un guardián [un protector], tres viviendas, seis familias, cinco tiendas, cinco elementos materiales y una mujer, que es la señora de la casa.

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