El Mundo Espiritual
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Sama-veda. El tripad-vibhuti, que representa tres cuartos del total y que está formado por la energía interna del Señor, constituye el reino de Dios, mucho más allá de las esferas materiales. En el reino absoluto, el Señor y Sus servidores eternos poseen todos formas de carácter propicio, infalibles, espirituales y de una juventud eterna. En resumen, allí no existe el nacimiento, la vejez, la enfermedad ni la muerte. Este paraje eterno, rico en placeres espirituales, encierra belleza y felicidad. Aquel que llega hasta Su morada inmortal no tendrá que volver más a este mundo donde reinan la muerte y las tres fuentes de sufrimiento. El Señor no tiene nada de los maestros de este mundo material. Por su naturaleza, el reino absoluto está saturado de felicidad, de una felicidad sin descanso que crece gracias a una apreciación que se renueva sin parar; la felicidad nunca disminuye.

En el mundo espiritual, todos los seres vivos viven en perfecta armonía sin que nada pueda romper su comunión. Es allí donde reina el Señor, supremo y único. Aquellos que se reúnen en esta parte de la creación del Señor son libres de ir adonde quieran y, puesto que este reino que comprende los tres cuartos de la creación del Señor es, de hecho, ilimitado, su existencia común no tiene origen y nunca llegará a su fin.

Los habitantes de los planetas Vaikunthas tienen la tez azulada con azul cielo intenso. Sus ojos se parecen al loto y sus rasgos se asemejan a los de los adolescentes. Todos poseen cuatro brazos y su cuerpo ejerce un encanto fascinante. Llevan vestimentas de tonos amarillos y usan maravillosos collares de perlas adornados con medallones. Un brillante resplandor emana de su persona.

Todos los habitantes de Vaikunthaloka poseen rasgos corporales espirituales desconocidos en el mundo material. Estos rasgos corporales no se encuentran en ningún lugar del universo material. Igual que en ese mundo los seres son diferentes de un continente a otro o de un planeta a otro, los habitantes de Vaikunthaloka poseen rasgos corporales totalmente diferentes de los que se ven en el universo material. Por ejemplo, en lugar de tener cuatro brazos, todos están dotados de cuatro brazos. Algunos tienen el brillo del coral y del diamante. Llevan las cabezas adornadas con coronas de flores, abiertas como el loto. Algunos también usan pendientes en las orejas. Algunos habitantes de Vaikunthaloka han obtenido la liberación llamada sarupya, que permite tener los mismos rasgos corporales que Dios, la Persona Suprema. La piedra vaidurya es privilegio del Señor Supremo y aquel que accede a esta forma de liberación obtiene el privilegio de llevar también diamantes de esa naturaleza.

Diversas aeronaves resplandecientes maniobran con gracia en el cielo de los planetas Vaikunthas; llevan a los grandes mahatmas, los devotos del Señor y sus compañeras tienen una tez celeste que las hace tan bellas como el rayo. Al verlas así, se diría que el cielo se ha llenado de nubes y destellos a la vez.

En el cielo de Vaikuntha, vuelan naves resplandecientes en las que viajan los grandes devotos del Señor, acompañados de damas con una belleza celestial y una tez que resplandece como un destello. Por eso, se tienen que encontrar también diferentes tipos de vehículos, pero, por supuesto, no se trata de ingenios mecánicos como los que se utilizan aquí abajo. Todo tiene una misma naturaleza absoluta, eternamente bañada de saber y felicidad. También las aeronaves y otros vehículos participan de la naturaleza espiritual. Aunque en verdad todo es espiritual, no hay que cometer el error de pensar que el reino absoluto está vacío o no hay variedad. Una concepción del estilo denota un pobre fondo de conocimiento porque solo la ignorancia puede relacionar lo espiritual con la nada. Puesto que existen aeronaves, caballeros y damas, también tiene que haber villas, casas, y todo lo que los diversos planetas pueden contener según sus respectivas naturalezas. No se puede aplicar al mundo espiritual el concepto de imperfección propio del universo material y olvidarnos de tener en cuenta la naturaleza específica de la atmósfera espiritual porque, por supuesto, como ya se ha descrito antes, el tiempo no ejerce ninguna influencia, no más que los demás factores de orden material. Al contrario que el mundo material, no hay nada de impersonal en el mundo espiritual, porque el elemento de conocimiento o

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