El Mundo Espiritual
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paravyoma. Aún existen otros cientos de Formas del Señor y cada una de ellas reina en un planeta definido en el mundo espiritual, cuyo universo material no es más que un ínfimo retoño. En resumen, todas estas formas se llaman advaita, que significan que ninguna es diferente de la otra y todas ellas Gozan de una juventud eterna.

El Señor representa la forma culmen de la eternidad, del conocimiento y de la felicidad, mientras que el brahmajyoti es el brillo que emana de su cuerpo espiritual original, desprovisto de forma, una simple manifestación de la eternidad y del conocimiento. Los planetas Vaikunthas son también formas de eternidad, conocimiento y felicidad, y los bhaktas, las almas puras, admitidas en el reino de Dios obtienen allí cada una de ellas un cuerpo de eternidad, conocimiento y felicidad.

Así, estos elementos espirituales no se distinguen en absoluto. La Morada, el Nombre, la Fama, el Entorno, etc. del Señor participan todos de una misma naturaleza espiritual y absoluta, y nuestro versículo se dedica a describir los rasgos distintivos de esta naturaleza puramente espiritual con respecto a la del universo material. El deseo de servir a la Persona Soberana, el Señor y Maestro de todo lo que existe, es espiritual o inmaterial, y parece necesario alcanzar esa purificación de la capacidad mental y de los sentidos si deseamos que nos admitan en el mundo espiritual. Es posible que un hombre movido por pensamientos materiales alcance el planeta más elevado del universo material, pero nunca el reino de Dios. Los sentidos se consideran espiritualmente purificados cuando sus actividades ya no están orientadas al placer material. Es verdad que, por naturaleza, los sentidos tienen que intervenir, pero cuando se les absorbe por completo en el servicio del amor absoluto del Señor, estarán protegidos de cualquier suciedad material.

El Señor es el Ser eterno supremo entre todos los demás seres eternos distintos que somos nosotros y como el único Señor Soberano que vela por los innumerables seres vivos. Este es, pues, el Señor Supremo y Todopoderoso que protege a todas las almas distintas, tanto las que están condicionadas por la materia como las que existen en estado libre, a través de las diversas emanaciones de Su Persona y Sus tres principales energías: las energías interna, externa y marginal. Los seres distintos representan Su energía marginal y a algunos de ellos, más cercanos al Señor, se les confía una parte activa en la creación. Así, tenemos a Brahma, Marici y otros a quienes el Señor inspira el papel que tienen que representar. En cuanto a la energía externa, maya, lleva en su seno a las jivas, las almas condicionadas, mientras que los seres liberados que también pertenecen a la energía marginal viven libres de todo condicionamiento en el reino espiritual donde el Señor, a través de sus diversas emanaciones completas, comparte con ellos intercambios puramente espirituales. De este modo, el único Señor Absoluto Se multiplica en numerosas entidades distintas de manera que toda diversidad habita en Él y está presente en toda multiplicidad aunque, al mismo tiempo, es diferente a todas ellas. Ese es el inconcebible poder sobrenatural del Señor, el que hace que todo sea a la vez inconcebiblemente diferente y no diferente de su propia Persona.

Con que el Señor cree un solo universo, ya tenemos un acto maravilloso, inconcebible. Hay un número infinito de tales universos y todos juntos constituyen lo que se llama la creación material. Pero esta, a su vez, solo representa una fracción de toda la creación. En efecto, el universo material solo representa una parte, es decir, el “cuarto” de la totalidad de las energías del Señor. El mundo espiritual que la

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