El Mundo Espiritual
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Srimad-Bhagavatam que forman parte de los Vedas. No es posible que los científicos modernos que quieran viajar por el espacio ir a planetas que estén lejos de la tierra. Por tanto, les resulta imposible ir más allá del universo material para penetrar en el mundo espiritual. Entonces, para conocer el mundo espiritual, tienen que aceptar las descripciones auténticas de este que dan los Vedas.

En los planetas del mundo espiritual, la tierra, los árboles, los frutos y las flores, así como las vacas, todo es completamente espiritual y personal. Ahí se encuentra en grandes cantidades verduras, leche, joyas, hermosas viviendas y jardines. En ese mundo, no hay ninguna diferencia entre el árbol y el animal, o entre el animal y el hombre. En estos planetas, todo tiene también una forma definida. A pesar de que toman diferentes apariencias, los árboles, los animales y los hombres no muestran diferencias entre ellos, porque su naturaleza es espiritual. Estos planetas están repletos de riquezas. También encontramos en ellos aeronaves gracias a las cuales los habitantes viajan a través de ese mundo en compañía de sus seres queridos. La mujer de estas mujeres supera de lejos a la belleza de las mujeres que viven en el mundo material. A pesar de su rostro fascinante, sin contar sus aderezos de esmeraldas y de otras joyas, los hombres no se sienten atraídos por su sublime belleza porque están absorbidos por servir al ser superior. Esto hace que las relaciones entre los hombres y las mujeres sean armoniosas sin necesidad de que intervenga el factor sexual. Disfrutan de un placer muy superior, de donde viene la inutilidad del placer de la carne.

La brisa es maravillosa y lleva el perfume de las flores abiertas y de su néctar. El deseo de los habitante del mundo espiritual es el de alabar al Señor. Al hacerlo, encuentran un placer tan grande que apenas aprecian la distracción creada por esa brisa cuando cantas sus glorias. Consideran esta glorificación más importante que su propia satisfacción sensorial. Sienten un placer tan grande al glorificar al Señor que los placeres sensoriales les resultan insípidos.

Este mundo está lleno de variedad. Todo es animación en estos planetas. Las tórtolas, los cuclillos, las grullas, los cisnes, los papagayos cesan su bullicio cuando los abejorros cantan en su agudo tono las glorias del Señor. Allí no existe ninguna envidia que logre que los habitantes se enfaden entre ellos. Estos viajan en sus aeronaves hechas de esmeraldas y oro acompañados de sus compañeras sentimentales de grandes caderas y rostros maravillosos y sonrientes. En lugar de lo que sucede en el mundo en que vivimos en la actualidad, de hombres de negocios, políticos, comerciantes, sacos postales, los ciudadanos de estas naves espirituales acompañados de sus compañeras de ensueño de belleza fascinante, disfrutan de viajes de placer para los que sus aparatos han sido concebidos. De este modo, resaltan la belleza del cielo espiritual. Este se ilumina gracias a estas aeronaves ricamente decoradas que producen su propia luz y que no van acompañadas de ningún ruido ensordecedor. Nuestros aviones materiales no ofrecen ninguna seguridad, se pueden caer en cualquier momento, ya que la materia es imperfecta. Las aeronaves que viajan por el cielo espiritual brillan con un resplandor trascendente. Las personas que viven en ese mundo disfrutan de una opulencia espiritual, todo de esmeraldas y de diversas joyas. En este lugar, los adornos de oro incrustados de pedrería no se obtienen gracias a un duro trabajo. Las casas son de mármol, el suelo está hecho de piedras filosofales. No es necesario limpiar esas piedras porque no hay polvo. Los jardines, al borde de estanques divinos, las orillas están cubiertas de coral. En este mundo no falta de nada, nada de lo que encontramos en el mundo material. Allí se encuentran los mismos objetos y poseen un valor infinitamente más grande porque son espirituales y, por tanto, eternos. Al contrario que en el mundo material, nada ha sido creado, todo existe allí de forma eterna. No hay ni aniquilación ni destrucción. El tiempo no tiene importancia.

El cuerpo de los habitantes es de color azul y negro brillante, más atrayente que las pieles blancas y negras del universo material. La belleza radiante de una nube iluminada por el rayo solo ofrece una visión global de su seducción. Por lo general, se visten con ropa de color amarillo, sus delicados cuerpos tienen formas atractivas y sus ojos se asemejan a pétalos de loto. Su gran pecho se adorna hermosamente con collares de un metal que recuerda a los diamantes y están cargados de joyas. Algunos de los residentes del mundo espiritual tienen una encarnación que nos recuerda al coral rojo, los ojos de gato y de loto y llevan adornos en las orejas llenos de piedras preciosas. Se adornan la cabeza con diademas de flores con forma de guirnalda.

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