Cuando la víctima del suicidio se ve privada de un cuerpo físico como resultado de su acto profundamente pecaminoso, tendrá que vagar durante mucho tiempo, sola o con otras almas errantes. Esto es lo que sucede cuando varias personas mueren al mismo tiempo, por ejemplo, en un accidente aéreo; la muerte violenta hace que el alma abandone su cuerpo, convirtiéndose en un alma errante.
Una persona que se suicida se convertirá en un alma errante. Vivirá sin un cuerpo material, pero permanecerá en su cuerpo etéreo. Las almas errantes no son felices. Sufren mucho porque ya no tienen un cuerpo material y ya no pueden hacer nada como antes. Como materialistas absolutos, ya no pueden disfrutar de la vida, satisfacer sus deseos, comer, dormir, aparearse, enriquecerse, acumular posesiones, jugar, etc. Se angustian y crean desorden debido a sus deseos insatisfechos. Permanecerán así durante mucho tiempo antes de que se les permita obtener un nuevo cuerpo.
Gracias a Dios, un ser celestial los cuida y se hace cargo de ellos.
Debemos luchar contra el suicidio.
Suicidarse significa quitar la vida al cuerpo antes de tiempo. Se nos ha concedido un cuerpo específico para disfrutarlo y sufrirlo durante un tiempo determinado, de acuerdo con nuestras actividades egoístas pasadas (karma). Sin embargo, al suicidarnos, quitamos la vida a nuestro cuerpo antes de la fecha prescrita por Dios. No obstante, tendremos que tomar otro cuerpo, y además, la vida en este último cuerpo será mayor. No podemos acabar con el sufrimiento de esta manera.
Las leyes de la naturaleza no deben tomarse a la ligera. El suicidio nunca pone fin al sufrimiento, pues nos veremos obligados a tomar otro cuerpo para seguir sufriendo.
El suicidio es un acto pecaminoso porque no creamos nuestro cuerpo material. Es un regalo de Dios a través de la naturaleza material y, por lo tanto, no podemos decidir arbitrariamente terminar con él. De lo contrario, nos arriesgamos a sufrir después de la muerte en un cuerpo fantasmal, un cuerpo etéreo en lugar de un cuerpo material denso, porque se nos negará la encarnación en un cuerpo material denso. Esta situación es muy angustiosa, ya que quien se encuentra en un cuerpo fantasma debe vagar en un cuerpo etéreo, experimentando todos los deseos de las almas encarnadas normalmente, pero sin la capacidad de satisfacerlos a través de un cuerpo material denso.
Existen dos tipos de cuerpos: el cuerpo espiritual y el cuerpo material.
Para comprender mejor qué entendemos por cuerpos materiales de materia densa y etérea, es importante recordar primero la naturaleza original de los seres vivos y por qué encarnan en cuerpos materiales.


