¿Cómo podemos alcanzar la verdadera felicidad eterna?

Si queremos experimentar la verdadera felicidad, debemos retornar a Dios. Es una necesidad absoluta.

La verdadera felicidad no existe en el universo material; de ahí la imperiosa necesidad de retornar a Dios, a nuestro hogar original, ubicado en Su reino eterno y absoluto.

El Señor desea que cada una de sus partes integrales regrese al reino divino para disfrutar de una existencia eterna de dicho total. Este es el verdadero significado de la creación del mundo material.

En verdad, el propósito de nuestra existencia en este mundo material es permitirnos experimentar la imperiosa necesidad de retornar a Dios y comprender que la verdadera felicidad permanente no existe en el universo material. Dondequiera que vayamos en el cosmos material, sin importar los planetas que conforman las innumerables galaxias, no encontraremos la verdadera felicidad en ninguna parte.

Solo con Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, encontraremos la felicidad verdadera, perfecta, total y permanente, pues el Señor es su fuente original y su divino otorgante. La persona inteligente debe ser consciente de la imperiosa necesidad de regresar a Dios, a su morada original, y debe abstenerse por completo de crear proyectos fútiles e ilusorios y de buscar la felicidad en un lugar donde solo es una ilusión, un mito.

Los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material, a saber, virtud, pasión e ignorancia, se manifiestan como materia, conocimiento y acción, e imponen al ser de naturaleza eternamente espiritual condiciones de causa y efecto, que lo hacen responsable de sus acciones en la materia.

Es en el reino de Dios donde se encuentra la verdadera vida, la verdadera felicidad sublime, incesante y eterna.

El mundo espiritual es la verdadera morada de los seres espirituales que cada uno de nosotros es. El mundo espiritual se llama Vaikuntha, que en sánscrito significa «el mundo sin ansiedad». Allí todo es autoluminoso y está lleno de consciencia y dicha. La dimensión del mundo espiritual es inconcebible, pues es ilimitada.