Aquí hay un diálogo entre Jesús y un saduceo.
El saduceo: Dime, ¿por qué dices que no debemos comer la carne de los animales?
¿Acaso no se le dio el ganado al hombre como las frutas y las hierbas?
Jesús le respondió, abriendo un melón: Mira este fruto de la tierra, mira con tus propios ojos este buen fruto de la tierra y observa las semillas que contiene. Cada melón puede producir más de cien melones. Si plantas esta semilla, te nutres del Dios verdadero, porque no se ha derramado sangre. Ningún clamor ha sido escuchado por tus oídos ni sangre ha sido vista por tus ojos. El verdadero alimento del hombre proviene de la Madre Tierra.
Pero mira lo que Satanás da: angustia y muerte, la sangre de los vivos tomada a espada. ¿No sabes que el que a espada vive, a espada perecerá?
Ve, siembra el buen fruto de la vida y no hagas sufrir más a los animales.
Jesús añadió: En verdad les digo que para esto vine al mundo: para acabar con todas las ofrendas de sangre y con el deleite en la carne de animales y aves que matan los hombres.
En el principio, Dios dio a todos los frutos de los árboles, las semillas, las hierbas y las plantas para comer; Pero aquellos que se amaron a sí mismos más que a Dios o a sus semejantes, corrompieron sus caminos, trayendo enfermedades a sus cuerpos y llenando la tierra de lujuria y violencia.
El consumo de carne animal causa enfermedades, contamina al hombre y lo hunde en el pecado.
Comer carne, pescado y huevos no solo perjudica a los animales terrestres y acuáticos, sino también a quienes consumen su carne, o sus cadáveres, como dijo Jesús. Consumir carne animal supone riesgos para la salud humana, incluyendo graves consecuencias para el sistema digestivo y un mayor riesgo de contraer enfermedades mortales.
Actualmente, con un descubrimiento médico y científico tras otro, se ha comprobado que el consumo de carne animal causa numerosas enfermedades.
En algunas personas, las arterias se obstruyen y se rompen los dientes.


