Concedo fe y refugio a quien se entrega a Mí y promete servirme eternamente, pues tal es Mi naturaleza. Entrégate completamente a Mí. Por Mi gracia, conocerás la paz absoluta y alcanzarás Mi morada eterna y suprema.
Si alguien se convierte en Mi devoto y se entrega plenamente a Mí, le presto especial atención.
Puedes proclamarlo en voz alta: Mi devoto nunca perecerá.
Solo mediante el servicio devocional, y solo así, se puede conocerme tal como soy. Y el ser que, mediante tal devoción, se vuelve plenamente consciente de Mí, puede entonces entrar en Mi reino absoluto.
Solo sirviéndome con amor y devoción indivisos se puede conocerme tal como soy, ante ti, y, asimismo, verme verdaderamente. Así, y solo así, se puede penetrar el misterio de Mi Persona.
Para aquellos que Me adoran, abandonan todas sus acciones en Mí y se dedican a Mí indivisamente, absortos en el servicio devocional y meditando constantemente en Mí, para ellos Yo soy el liberador, que pronto los rescatará del océano de la muerte y el renacimiento.
Quien conoce el Absoluto de Mi advenimiento y Mis actos ya no tendrá que renacer en el universo material. Tras abandonar su cuerpo, entrará en Mi reino eterno.
Tras alcanzarme, las grandes almas, los espiritualistas devotos, jamás regresan a este mundo temporal, lleno de sufrimiento, pues han alcanzado la perfección suprema.
Mi morada soberana es un reino espiritual y absoluto del que no hay retorno a este mundo material.
Quien alcanza la perfección suprema, dedicado a servirme personalmente con devoción en esta morada eterna, alcanza la perfección suprema de la vida humana y ya no necesita regresar a este mundo donde reina el sufrimiento.
Se dice que este reino supremo, la meta última, es inmanifiesto e imperecedero. Para quienes lo alcanzan, no hay retorno. Este mundo es Mi morada absoluta.
Cuando me han alcanzado, los seres santos imbuidos de devoción, estas nobles almas, habiéndose elevado así a la perfección suprema, jamás regresan a este mundo efímero donde reina el sufrimiento.
Soy igual a todos los seres. Nadie es mi enemigo ni mi amigo.
Todos siguen mi camino de una forma u otra, y según su entrega a mí, los recompenso proporcionalmente.
Para una persona con conocimiento espiritual, soy el único amado, la meta suprema, el motivo y la conclusión final, la elevación y el camino que conduce a mi reino eterno. Aparte de mi Persona Divina como favorita, no tienen otro objetivo.