En verdad, el hombre no puede hacer nada sin el consentimiento del Señor Krishna.

En verdad, dentro de cada ser vivo (en cada ser celestial, en cada ser humano, en cada animal terrestre y acuático, y en cada planta) hay dos entidades espirituales: el alma individual y distinta de Dios, cada uno de nosotros, y el Alma Suprema, Krishna.

Esta Alma Suprema es Krishna, Dios, la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Supremo, y el alma distinta es Su sirviente eterno. Es el Señor quien inspira al alma distinta a «crear» lo que Él ya ha creado, y es por Su buena voluntad que un buscador, por ejemplo, recibirá todo el crédito por su descubrimiento. De igual manera, nadie puede crear ni hacer nada sin el consentimiento del Señor, ya que cada persona posee una visión acorde con sus capacidades, y estas capacidades también son otorgadas por el Señor en proporción a su deseo de servirle. Por lo tanto, uno debe ofrecerse voluntariamente para servir a Krishna; Él, a su vez, nos empoderará según el grado de nuestra entrega.

El Señor Krishna nos revela que es Él quien dirige nuestra existencia: Estoy en el corazón de cada ser, y de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido. El Señor Supremo está en el corazón de todos los seres y dirige sus peregrinaciones, cada uno de ellos como si estuviera en una máquina (el cuerpo material) constituida por energía material.

El Señor Krishna nos revela las hermosas cualidades del alma que cada uno de nosotros es: El alma es indestructible, eterna e inconmensurable; solo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción. Armados con este conocimiento, entablad combate. Ignorando a quienes creen que el alma puede matar o morir, los sabios saben bien que ni mata ni muere.

El alma no conoce nacimiento ni muerte. Viviendo, nunca dejará de existir. Innaciente, inmortal, original, eterna, nunca tuvo principio ni tendrá fin. No muere con el cuerpo.

¿Cómo podría alguien que sabe que el alma es innaciente, inmutable, eterna e indestructible matar o causar la muerte de otros?

En el momento de la muerte, el alma se reviste de un nuevo cuerpo, el anterior se vuelve inútil, tal como uno se deshace de la ropa vieja para ponerse una nueva. Ningún arma puede hender el alma, ni el fuego quemarla, ni el agua mojarla, ni el viento secarla. El alma es indivisible e insoluble; el fuego no puede tocarla ni secarse. Es inmortal y eterna, omnipresente, inalterable y fija.

Se dice del alma que es invisible, inconcebible e inmutable. Sabiendo esto, no debes lamentarte por el cuerpo.

Ningún hombre, sea quien sea, cualesquiera que sean sus responsabilidades, puede hacer nada sin la aprobación de Krishna.