El Señor concluye diciendo: Después de haber pasado por todas las condiciones del sufrimiento infernal y haber experimentado las formas más bajas de la vida animal en el orden natural, el ser espiritual, habiendo así purgado sus faltas, renace de nuevo en forma humana en esta tierra.
Enfermedades de naturaleza espiritual.
En realidad, los seres humanos estamos sujetos a dos tipos de enfermedades. La primera es de naturaleza material, y la segunda, la principal, es de naturaleza espiritual.
En realidad, la causa de todas las enfermedades es de origen espiritual. Y la principal causa es el olvido de nuestra relación amorosa con Krishna, Dios, la Personalidad S uprema.
Las enfermedades materiales del alma espiritual son aquellas transmitidas por karma, es decir, aquellas que pasan del cuerpo que el alma tuvo en su vida anterior al de su reencarnación.
El cuerpo material es, en realidad, la prisión del alma espiritual. Lo hemos olvidado, pero el feto en el vientre materno, y luego al nacer, sufre. El cuerpo es la fuente del sufrimiento del ser espiritual encarnado. La enfermedad que afectó nuestro cuerpo en nuestra vida anterior, debido a nuestro karma y porque no lo hemos borrado, se trasladará y reaparecerá en el cuerpo que tendremos en nuestra próxima existencia. Nos encontraremos en un nuevo cuerpo afectado por la misma enfermedad.
Por eso, a menudo vemos bebés nacer con enfermedades graves, parcialmente paralizados o incluso totalmente degenerativos...
Solo Dios lo controla todo para nosotros. Todos estamos bajo su tutela. Ni siquiera el cuerpo material en el que reencarna el alma le pertenece, pues es propiedad del Señor Krishna. Venimos a este mundo sin nada, y con las manos vacías lo dejaremos cuando llegue el momento. Todo le pertenece a Dios. Él no es responsable de las desgracias y el sufrimiento que padecemos.
En realidad, nosotros mismos somos responsables de las enfermedades, las desgracias y el sufrimiento que padecemos. Cuanto más malvados seamos, cuanto más expresemos, en pensamiento, palabra y obra, odio, racismo, indiferencia y frialdad de corazón hacia quienes son diferentes a nosotros, más aumentará la masa de nuestras malas acciones debido a la opacidad de nuestra mente, y más sufriremos en nuestra vida presente, pero especialmente en la futura. Por eso a veces la gente dice: «¿Por qué esta repetición de desgracias?, o ¿qué le he hecho yo a Dios para sufrir tanto?».


