Preguntas y respuestas espirituales perfectas
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¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros pensamientos, palabras y acciones ya no produzcan ningún efecto?

Son los efectos que producen nuestros pensamientos, palabras y acciones los que causan la perpetuación de la reencarnación.

El Señor Krishna dijo: Son los pensamientos y recuerdos de un ser en el momento en que deja su cuerpo los que determinan su condición futura.

Si Jesús difundió una enseñanza basada en la benevolencia, fue esencialmente para evitar que sus discípulos y apóstoles tuvieran pensamientos, palabras y acciones arraigados en el mal, ya que los habrían obligado a reencarnar repetidamente y a vivir cada vez una vida llena de diversos sufrimientos.

Por eso dijo: «Ámense los unos a los otros».

Al final de su enseñanza, les dijo: «Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden entender. Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará lo que oiga (dicho por el Padre) y les mostrará las cosas que han de venir.»

Ciertamente, debemos comprender absolutamente que todos nuestros pensamientos, palabras y acciones producen efectos positivos y negativos, que ya conducirán al fin de nuestra existencia actual, pero sin duda traerán consecuencias buenas y malas en nuestra próxima vida, de las cuales nos alegraremos o sufriremos. Es fundamental comprender que en el universo material, el bien y el mal, la bondad y la maldad, la alegría y el odio, están al mismo nivel y son una proyección de la mente.

Si hacemos el bien con una actitud virtuosa, nuestra próxima vida será placentera y disfrutaremos de fácil acceso a la riqueza material; por ejemplo, naceremos en una familia adinerada o en una familia cuyo padre sea un sirviente de Krishna. Esto debe verse como una misericordia de Krishna, que ayuda a esta hermosa alma, que tiene como padre a un sabio erudito, a acceder a la verdad absoluta y a tener la seguridad de poder regresar a Dios en su maravilloso reino. Como podéis ver, hacer el bien, ser virtuoso y benévolo, estar lleno de amor al prójimo, no acaba con la existencia, sino que también provoca la reencarnación.

Del mismo modo, si hacemos el mal, sea cual sea, sufriremos exactamente lo mismo en nuestra próxima vida. Lo que hagamos, nos será hecho. Cinco formas de ser causan inevitablemente la reencarnación: la lujuria, el materialismo exacerbado por los placeres sensuales, el rechazo de Dios practicado por los ateos incrédulos, la codicia y la ira.

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