Abandónate completamente a Mí, y te tomaré bajo mi protección y te protegeré de todo peligro. Conocerás la paz absoluta y alcanzarás mi morada eterna y suprema.
Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, no quiere que la humanidad sufra continuamente, por lo que nos explica cómo ponerle fin.
El Señor Krishna desea que seamos felices y que regresemos a su reino, lleno de conocimiento, dicha y eternidad, para recuperar la posición natural, original y eterna de sirvientes eternos que tuvimos con Él al principio de todas las cosas.
La verdadera felicidad duradera no existe en el universo material; se encuentra verdaderamente en el mundo espiritual, y la experimentaremos a través del contacto con Krishna. Además, el cosmos material es temporal, pues un día será aniquilado. El mundo espiritual, en cambio, es eterno. Por eso el Señor Krishna desea que regresemos a Él, a nuestro hogar original.
Así que, vayamos; allí experimentaremos felicidad infinita.
Solo los pensamientos, palabras y acciones dirigidos a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, están libres de efectos y, por lo tanto, no tienen consecuencias.
El verdadero propósito de la existencia no es continuar viviendo indefinidamente en el universo material, sino buscar a Dios, Krishna, obedecerlo, cumplir su divina voluntad, renovar nuestro vínculo con Él, entregarnos a Él y servirle con amor y devoción. Entonces, cuando llegue el día de dejar el cuerpo, una hora que solo Krishna conoce, obtendremos instantáneamente un cuerpo espiritual a través del cual podremos entrar en el reino de Dios.
Esta es la verdadera resurrección.
No olvidemos que Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, es la existencia infinita y absoluta; nuestro deber es servirle con amor y devoción, y estar interconectados con Él para hacerlo feliz. Inmediatamente, el Señor Krishna nos sumergirá en la sublime dicha eterna.
Tal es la perfección de la existencia.
¿Por qué Dios permite que el alma vague por el universo material?
Todos aquellos que rechazan a Dios, desafían su autoridad, lo envidian y tienen una concepción corpórea de la existencia deben soportar el ciclo de reencarnaciones sucesivas y, por lo tanto, experimentar las tribulaciones del renacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte repetida.


